domingo

LOBBY DE HOTEL

La buseta hizo su ruta normal, un recorrido donde no había afán era nuestra primera cita.


En aquel trayecto solo pensaba en ti, en que pensaras de mí; aunque solo te conozco en fotos, he escuchado tu armoniosa y perfecta voz como no, siendo un locutor.

Fue el viaje más corto de mi vida, y allí estaba yo a la puerta de aquel hotel esperando el ring toné de mi celular, que me confirmaras si nos podíamos reunir; Normalmente no acudo a estos encuentros pero este día era más que esperado y el gran momento había llegado.

Lentamente se abre a mi paso un buenas tardes bienvenida, veinte miradas en mí, empezando por el conserje y el recepcionista, continuando con la comitiva que se encontraba en aquella sala de espera. ¿Donde estas? Me pregunte, tú sabes que no me gusta esperar, era como si a partir de ese momento el tiempo hiciera su recorrido más lento y allí apareciste tú, no puedo creerlo tal como te imagine. Pasaste a treinta centímetros en frente de mí y al voltear por primera vez nuestros ojos se encontraron en un único mirar.

Un afectuoso saludo inicio nuestra entrevista, mil preguntas y una más como interrogatorio de fiscal, en cambio yo queriendo saber todo de ti no me atreví a preguntar; Me confirmaste tu bella forma de ser mas aun con aquellos preciosos e invaluables presentes, alguien tan ocupado como tu tomarse la molestia de traer estos obsequios es lo que te hace diferente.

En un rincón iluminado los dos, como adorno en bola de cristal, cada minuto fue un lindo instante para siempre recordar.

Luego salir y caminar por aquellas calles frías y concurridas, para terminar donde muchas veces habíamos estado en fantasía y comer ese helado prometido un buen día, luego regresar y emprender la despedida; tus manos tomaron las mías, nuestras miradas se encontraron otra vez para decir un adiós temporal haciendo de esta ocasión un momento inmortal grabado y plasmado en un lobby de hotel, cómplice de podernos conocer.